miércoles, junio 01, 2011

Voluntad de emprendedor

Sombrero 66
Junio 2011



Siempre se ha insistido que cada uno de nosotros está condicionado por uno mismo, y no hay duda que las decisiones finales son íntimas, personales e intransferibles, pero están muy condicionadas por el entorno de la comunidad, por la situación personal y por la gente que te rodea.


El escenario que está dejando la crisis, afecta directamente la actitud global de las personas.  Las actitudes catastrofistas y apocalípticas han invadido la información que circula por todos los medios a su alcance, y esto conlleva sin duda a errores muy graves de apreciación, por parte de personas que deberían recordar qué cargos ocupan, o cuál será la influencia de sus comentarios, decisiones o actitudes.

Podemos hablar del Comisario Europeo que habló de Apocalipsis después del Tsunami de Japón. Podemos comentar la grave afrenta al sentido común de todas las exenciones y todas las retribuciones que se otorgan aquellos que legislan. Nos podemos estremecer con la impunidad de las graves y falsas afirmaciones gratuitas de la máxima responsable de salud de Alemania responsabilizando  a las hortalizas españolas del virus que está afectando a casi 2000 personas en su país con el resultado de mas de 10 muertes.

No hay duda que la indignación general con la situación y con la casposa forma de encontrarle soluciones, ha provocado (por fín) a la juventud, que ya tienen una sensación de hartazgo que muchos compartimos.

Pero mientras tanto, la vida continúa. La explosión de plan “geiser” de la multitud de distintas y variadas indignaciones ha provocado que salgan a la calle muchas personas que ya no están dispuestas a que se vayan poniendo parches a fórmulas que por equivocadas, han dibujado un escenario que no ilustra un futuro que ayude a tener actitudes en positivo.

Quiero llamar la atención sobre este asunto, que me parece extraordinariamente nuevo: ha habido la voluntad común de mostrar la indignación. Se ha realizado un puro y formidable acto de emprendeduria, la de manifestar que se está harto.

Ahora toca actuar. Ahora toca construír. Y no se trata de romper todo y olvidar lo que se ha hecho mal. Eso es de ilusos. Se trata de recordar que el punto de partida es el que es. El que tenemos ahora. Y por lo tanto, se trata de “deconstruír” y buscar fórmulas que nos conduzcan a mejorar la situación de forma global. Se acabó la “sociedad líquida”.

El mundo es de los emprendedores. De los que sabiendo lo que se ha hecho mal, construyen sus proyectos, que han nacido de su propia evolución y de grandes ideas innovadoras que persiguen darle valor añadido a lo que por común se ha convertido en habitual y por lo tanto es invisible a los ojos de los posibles usuarios/clientes.

Hay dos cosas a saber, la primera es que es imprescindible disponer de una buena idea, contrastar y asegurarse que es innovadora y realizable. La segunda, es que tendrá que construírse en unos cimientos cambiantes y complejos como el nuevo mercado. El que de forma orgánica, está evolucionando de forma imparable, y que va a dejar una nueva geografía y un nuevo paisaje, construído a continuación del actual escenario, que ya está tocando fondo.

La voluntad de cambiar y emprender, como ha ocurrido siempre, ya está diseñando un nuevo modelo de convivencia y de forma de entender las cosas.


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